lunes, 28 de septiembre de 2009


Desde que era niña imaginaba a los ángeles, alados seres de hermosura sin igual, blancos, dorados, radiantes, y así los veo en mi mente, pasado el tiempo, por las experiencias de vida puedo decir que hay ángeles encarnados, es decir, personas he conocido que son verdaderos seres de luz, que son todo amor, toda ternura, llenos de espiritualidad, que se presentan a darnos la mano cuando necesitamos ayuda, o nos dan una sonrisa que es como un soplo de vida, como una caricia tierna al alma, cuyos ojos brillan y centellean con chispas de alegría y paz interna. A esos ángeles recuerdo hoy con gratitud y amor.

Es solo abrir la mente. Creo que fue Albert Einstein el que dijo que tanto los paracaídas como la mente, sólo funcionan cuando se abren... Permitirse el placer de salirse de lo que consideramos como un "hecho", como una realidad invariable, y dar paso a un número tal vez infinito de posibilidades, eso hará más rica la vida, más llevadera tal vez.


Bien, pues también quiero compartir algunos fragmentos de libros que, para mi llegaron para quedarse y forman parte de mis amigos más elocuentes y generosos, ahí va, por ejemplo, éste pedacito de ese libro seriamente escrito por el buen Eliphas Lévi, conocido como Historia de la Magia


Les comparto un poco de este libro:

"
Durante mucho tiempo la Magia ha sido confundida con prestidigi-tación de saltimbanquis, alucinaciones de mentes perturbadas y delitos de ciertos malhechores fuera de lo corriente. Por el contrario, hay muchos que se apresurarían a explicar que la Magia es el arte de producir efectos con ausencia de causas; y basándose en tal definición el vulgo dirá —con el buen sentido que caracteriza a la gente común, en medio de mucha in-justicia— que la Magia es un absurdo. Pero de hecho no puede tener analogía con las descripciones de quienes nada saben sobre el tema; ade-más, nadie la habrá de representar como esto o aquello: es lo que es, surge de sí misma solamente, tal como la matemática, pues' se trata de la ciencia exacta y absoluta de la Naturaleza y sus leyes.
La Magia es la ciencia de los antiguos magos; y la religión cristiana, que silenció los falsos oráculos y puso coto a las ilusiones de los falsos dioses, reverencia, no obstante, a aquellos reyes místicos que llegaron de Oriente, guiados por una estrella, para adorar al Salvador del mundo en Su cuna. La tradición los elevó al rango de reyes, porque la iniciación mágica constituye una verdadera realeza; asimismo, porque todos los adep-tos caracterizan al gran arte de los magos como el Arte Regio, como el Reino Santo —Sanctum Regnum. La estrella que condujo a los peregrinos es la misma Estrella Flamígera que se halla en todas las iniciaciones. Para los alquimistas es el signo de la quintaesencia, para los magos es el Gran Arcano, para los cabalistas es el pentáculo sagrado. Nuestro propósito es demostrar que el estudio de este pentagrama guió a los magos hacia un conocimiento del Nuevo Nombre que debía ser exaltado sobre todos los nombres, haciendo que se arrodillasen todos los seres capaces de adoración. Por tanto, la Magia combina en una sola ciencia lo que es muy cierto en filosofía, lo que es eterno e infalible en religión. Reconcilia perfecta e irrefutablemente esos dos términos, tan opuestos a primera vista: la fe y la razón, la ciencia y la creencia, la autoridad y la libertad. Proporciona a la mente humana un instrumento de certidumbre filosófica y religiosa tan exacta como la matemática, dando incluso razón de la infalibilidad de la matemática misma. ... A la ciencia trascendental sólo la conocieron siempre las flores del intelecto, que comprendieron la necesidad del silencio y la paciencia...."



OBRAS DEL MISMO AUTOR
Eliphas Lévi
Dogma y ritual de la alta magia
El gran arcano del ocultismo revelado
El libro de los esplendores
La ciencia de los espíritus
Tratado elemental de ciencia oculta

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